LIMPIANDO LAS VASIJAS

Victoria en Cristo



Pasaje

Sí, les he dado autoridad a ustedes para pisotear serpientes y escorpiones y vencer todo el poder del enemigo; nada les podrá hacer daño. Lucas 10:19


Oración

Señor te doy gracias por tus planes para mi vida y mi familia. Realmente tus pensamientos son más grandes que los míos y mientras muchas veces me conformo con poco, Tú me llevas a volar en las alturas.


Declaración

Repase en éste día batallas que ha ganado y dé específicamente gracias a Dios.

Desarrollo

El día de hoy, vamos a repasar lo que hemos venido hablando.

Jesús anuncio que la vida incluye confrontaciones. No está hablando de la vida del cristiano en particular, sino de la vida en general.

En Cristo hemos recibido el poder de enfrentar las batallas y vencer.

Existe una lucha con la carne, es decir con la tendencia natural de los seres humanos a errar, a pecar. Existe una contienda con lo que la Biblia llama “el mundo”, refiriéndose al sistema de vida que la humanidad ha elegido, apartada de Dios. Existe una batalla contra el infierno.

Hemos recibido a Cristo en nuestros corazones, hemos nacido de nuevo, se nos ha dado en Cristo la capacidad de enfrentar cada batalla y no ser vencidos.

La dependencia de Dios es nuestra clave de victoria.

Así, consagramos nuestra vida a Dios, limpiando nuestras almas de pecado y consagrándonos a Él.

Al mirar nuestras vidas, observamos espacios en nuestras almas, los cuales llamamos fortalezas, áreas donde no se expresa la voluntad de Dios y buscamos derribarlas con el poder y la autoridad de Jesucristo.

Sanamos el pasado, rompemos pactos y maldiciones, renovamos nuestro ser y vivimos plenamente. Esto es bendición para nuestras vidas y nuestro entorno.

Elegimos perdonar y erradicar la amargura. No devolvemos mal por mal y buscamos servir a Dios y a nuestro prójimo. Es la síntesis de todo el evangelio.

En Cristo se puede.

Se nos ha provisto de armas para vencer. La sangre de Cristo, la alabanza, la autoridad en el Nombre de Jesús, la oración y la Palabra de Dios son parte de esa provisión.

No estamos solos. No estamos por nuestra cuenta.

Avancemos.


El día de hoy, vamos a repasar lo que hemos venido hablando.

Jesús anuncio que la vida incluye confrontaciones. No está hablando de la vida del cristiano en particular, sino de la vida en general.

En Cristo hemos recibido el poder de enfrentar las batallas y vencer.

Existe una lucha con la carne, es decir con la tendencia natural de los seres humanos a errar, a pecar. Existe una contienda con lo que la Biblia llama “el mundo”, refiriéndose al sistema de vida que la humanidad ha elegido, apartada de Dios. Existe una batalla contra el infierno.

Hemos recibido a Cristo en nuestros corazones, hemos nacido de nuevo, se nos ha dado en Cristo la capacidad de enfrentar cada batalla y no ser vencidos.

La dependencia de Dios es nuestra clave de victoria.

Así, consagramos nuestra vida a Dios, limpiando nuestras almas de pecado y consagrándonos a Él.

Al mirar nuestras vidas, observamos espacios en nuestras almas, los cuales llamamos fortalezas, áreas donde no se expresa la voluntad de Dios y buscamos derribarlas con el poder y la autoridad de Jesucristo.

Sanamos el pasado, rompemos pactos y maldiciones, renovamos nuestro ser y vivimos plenamente. Esto es bendición para nuestras vidas y nuestro entorno.

Elegimos perdonar y erradicar la amargura. No devolvemos mal por mal y buscamos servir a Dios y a nuestro prójimo. Es la síntesis de todo el evangelio.

En Cristo se puede.

Se nos ha provisto de armas para vencer. La sangre de Cristo, la alabanza, la autoridad en el Nombre de Jesús, la oración y la Palabra de Dios son parte de esa provisión.

No estamos solos. No estamos por nuestra cuenta.

Avancemos.