LIMPIANDO LAS VASIJAS

Humillarse



Pasaje

Los veinticuatro ancianos se postraban ante Él y adoraban al que vive por los siglos de los siglos. Y rendían sus coronas delante del trono exclamando: Digno Eres, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria, la honra y el poder, Apocalipsis 4:10-11


Oración

Señor, me humillo ante Ti. Me despojo de mis medallas, de mis logros y de mis coronas personales. No hay sonrisa que anhele más que la tuya. Yo también me postro delante de Tu trono a cantar que Eres digno.


Declaración

El Evangelio es Amor por Dios y Amor por el prójimo. Busquemos una oportunidad de practicar la humildad, sirviendo a alguien que tengamos cerca en el Nombre de Jesús. Elijamos alguna persona a la cual no conozcamos, con la cual no tengamos deuda de ningún tipo y considerémosla digna de ser servida. Que sea algo que hagamos por amor a Dios y al prójimo. ¿Te animarías a regalarle tu almuerzo a algún necesitado? ¿Se te ocurre algo importante que no se pague con plata, que puedas hacer por algún ser querido?

Desarrollo

La palabra humillación, tiene que ver con bajar la cabeza en señal de respeto y yendo un poco más allá del diccionario español, implica la acción de despojarse voluntariamente, si hablamos del acto de humillarnos.

El pasaje elegido para hoy, presenta esa escena. Los 24 ancianos delante del trono de Dios, se despojan de sus logros, de sus coronas y las arrojan delante del trono de Dios, en señal de respeto y reconocimiento de la autoridad del Salvador.

Es que no hay profundidad en la relación con Dios, sin humillación.

Ayer hablábamos de entrar en un círculo virtuoso. Renovar la mente a través de las palabras de Dios, sanidad de emociones por el poder de Jesucristo, caminar en la voluntad de Dios, para poder mantener nuestros pensamientos cada vez más fácilmente en Él.

Hay una palabra no dicha en medio de toda esa cadena y es la palabra dependencia. La dependencia constante de Dios, me lleva a vivir más plenamente la vida, permite que la Presencia de Jesús se exprese cada día de forma más clara y contundente, pero para depender, deberemos humillarnos, despojarnos de nuestro orgullo y vanidad y reconocer como Rey cada día, al que está sentado en el trono.

No es una palabra muy popular, ni que esté de moda hoy día. La Biblia, la considera una herramienta efectiva para la lucha. Me humillo y reconozco el poder de Dios sobre mis mejores ideas y esfuerzos. Eso genera la cobertura de Dios. Bajo Su protección, hay victoria. Entre las armas para la lucha de las que hablábamos el día 8, está la humillación.

No nos gusta, pero debe ser practicada. Todos queremos ser las victimas, nadie es culpable de nada. Un evangelio sin arrepentimiento, sin humildad, nunca será realmente poderoso.