FAMILIAS SÓLIDAS

DIOS RESPALDA EL PACTO MATRIMONIAL

Día: 12 - Semana: 2 - Autor: Pastor Bernardo Affranchino

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Pasaje

MALAQUIAS 2:15-16


Desarrollo

Dios respalda el pacto matrimonial. El poder y la autoridad de Dios detienen a todo enemigo que intente amenazar el matrimonio. Cuando dos personas se casan, Dios está presente como testigo de esa ceremonia, sellándola con la palabra más fuerte: pacto. Un “pacto” nos habla de fidelidad y de un compromiso duradero. Es como si Dios se convirtiera en centinela del matrimonio, para bendición o juicio. El divorcio se describe aquí como un acto de violencia. El iniciar un divorcio violenta las intenciones divinas para con el matrimonio y el cónyuge al cual uno se ha unido. Pero, cuando una mujer y su marido viven de acuerdo con los votos matrimoniales, todo el poder del Dios del pacto les sustenta en su vida marital. ¡Qué confianza tenemos al saber que Dios apoya nuestro matrimonio! Su poder y autoridad enfrentan a todo enemigo que pueda amenazar violentamente el matrimonio, ya desde dentro o desde fuera. Desde el principio mismo, la intención de Dios en lo que concierne al matrimonio fue que el matrimonio sea para toda la vida. Teniendo en cuenta esto, los creyentes debieran tener cuidado al escoger el compañero o la compañera para la vida (véase 2 Co 6:14). A pesar de ello, ningún matrimonio está completamente libre de las diferencias y dificultades que pudieran conducir al divorcio, si el esposo y la esposa fueran defraudados en la fidelidad prometida o fueran sometidos a abuso o violencia, el vínculo es profundamente dañado al punto que en ocasiones quiebra el proyecto soñado en otro tiempo. Finalmente a todas éstas apreciaciones debemos sumar el contexto de la guerra espiritual. El diablo exagerará las fallas y las insuficiencias del cónyuge, sembrará sospecha y celos, provocará la autocompasión, insistirá en que mereces algo mejor, y te hará la engañosa promesa de que las cosas serían mejores con alguna otra persona. Pero escucha las palabras de Jesús y recuerda: Dios puede cambiar los corazones y quitar toda su dureza si buscamos Su poder.