EN PIE DE GUERRA

Rescatar el arte



Pasaje

Por amor a la ciudad no callaré y por amor no descansaré, hasta que salga como resplandor Su justicia, y Su salvación se encienda como una antorcha. Entonces verán las gentes Tu justicia y todos los reyes Tu gloria y te será puesto un nombre nuevo, que la boca de Dios nombrará y serás corona de gloria y diadema de Reino. Isaías 62


Oración

Padre, hoy ruego por Tu iglesia a lo largo y a lo ancho de la nación y pido que se despierte a la intercesión, al clamor por las ciudades del país. Obra Dios.


Declaración

En ese cuaderno que hemos empezado hace un par de semanas, hazte un pequeño plano de tu barrio y anota que elementos de todo lo que hemos hablado ayer y hoy, están presentes. A partir de ahora, ese gráfico, es nuestra hoja de oración.

Desarrollo

“Todo esto será insuficiente a menos que salga la infantería”, fue una célebre frase uno de los estrategas de la segunda guerra mundial, quien luego de hablar de las bondades de la tecnología a la que tenían acceso, les recordó a todos, que la tarea de cada uno es irreemplazable.

Salvando las inmensas distancias en el tipo de guerra, te digo que nada reemplazará la oración de la iglesia, el clamor de cada uno de nosotros a favor de aquel que no tuvo un encuentro con Jesús, para que finalmente lo tenga. La parte más difícil pero también la más efectiva es la iglesia desparramada en la ciudad presentando a Jesús a las gentes, que lo conozcan a Él. Testificando persona a persona.

Hace años, hemos tomado la responsabilidad de orar por las manzanas de la ciudad y distribuimos cada manzana de la ciudad entre la membrecía presentándonos responsables de velar por sus moradores, bendecirlos, tomar contacto, tener la oportunidad de hablarles del Amor de Dios.

Esto mantenido en el tiempo hará que la gente sepa que hay un pueblo de Dios a quien recurrir en caso de necesidad. Nosotros descubriremos más y más los espacios para influir. Se tiene que cumplir lo que dijeron de Pablo y sus compañeros “estos que trastornan el mundo entero han llegado hasta aquí”.

Nuestra presencia y constancia, montada por la obra del Espíritu Santo logrará que las puertas se abran. Oramos por las autoridades de la ciudad y por cada representante del poder político, el gobierno, las escuelas y colegios deben estar bajo la cobertura de oración de la iglesia de la ciudad. No debemos dejar fuera de ésta oración los comercios, los profesionales y cada ámbito de la vida de la sociedad en la cual Dios nos ha colocado.

La ciudad sabrá que hay alguien que desea su bien y trabaja para ello.

No es la tarea de un día, discipular la ciudad se debe convertir en la pasión de la iglesia y su gozo será ver señales inequívocas de cambios. La ciudad cambiará su atmósfera, se convertirá en ciudad deseada y la gente percibirá la presencia de Dios. Todo porque Su pueblo decidió mirar más allá de su cerco, vio la necesidad, escuchó el clamor y no fue indiferente.