CASA DE PAZ

"Esposos, edifiquen a sus esposas. Esposas, déjense edificar...

Día: 8 - Semana: 2 - Autor: Pr. Bernado Afranchino

Siguiente →


Pasaje

“A fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha” (Efesios 5: 27).


Desarrollo

Tremendo pasaje para una reflexión sobre la vida de pareja.

Hemos leído pensamientos acerca del lugar de la esposa y el esposo en la vida familiar y conocemos la vieja discusión de roles a partir de definiciones mal entendidas. Es por ese mal entendimiento de lo que significa el rol de liderazgo del varón en el hogar que se utilizan aún hoy porciones de ésta misma carta del apóstol Pablo para promover un rol que cae más en el machismo carnal, que una actitud de cuidado espiritual.

Hombres y mujeres somos diferentes y estamos llamados, a partir de esas diferencias a complementarnos y así construir algo sólido y perdurable. Esas diferencias, sin embargo, se dan en un marco de unión donde ni el varón es más que la mujer, ni la mujer más que el varón. Por eso tenemos que “someternos los unos a los otros”, y ésa frase es la síntesis de todo el asunto.

Ahora bien, aunque la responsabilidad de la conducción del hogar es compartida, la carga sobre el varón es mayor. Pablo invita al hombre a ejercer un liderazgo de entrega similar al de Cristo, donde lideró, y aún lo hace, a su propia esposa llamada iglesia, a través de la devoción, cuidado y atención.

El éxito del liderazgo familiar del varón es el bienestar de éstos que lidera, partiendo de su esposa como primer objetivo a alcanzar, por eso decimos que el sinónimo de éste liderazgo es “cuidado” y no “mando”.

Un llamado a una entrega masculina, que aún se reflejará en la intimidad de la vida sexual de ese matrimonio, buscando la felicidad y placer de su cónyuge como meta a celebrar, abandonando aquello que pudiera “arrugar o manchar” a su mujer.

Hace años tuve la oportunidad de leer una nota de un autor norteamericano llamado Tim La Haye, el cual expresaba que cuando un varón encuentra a su esposa amargada o reaccionaria, antes de reclamarle nada a su mujer debería sentarse a revisar su liderazgo masculino, a la luz de de éste pasaje. Fuerte pero cierto.

Es un tiempo de tantas incertidumbres que estas palabras parecen inadecuadas. Quizás debiéramos estar hablando de tratar de limar diferencias y sino buscar otro rumbo. De ninguna manera. Prefiero el camino trascendente, el que tiene que ver con ser aquellos que debemos ser.

Esposos, edifiquen a sus esposas. Esposas, déjense edificar