2° Tesalonisenses



Pasaje

“Y el Señor encamine vuestros corazones al amor de Dios, y a la paciencia de Cristo. (3:5)


Oración

Señor gracias por Tu Palabra, que como dijo el rey David, es una lámpara a mis pies. Guíame por la palabra y el espíritu de manera que yo no me confunda jamás.


Declaración

La primera y la segunda epístolas a los Tesalonicenses utilizan un lenguaje muy similar, lo cual sugiere que Pablo escribió la segunda epístola con unas pocas semanas de diferencia de la primera. El retorno del Señor es de central importancia en ambas cartas. La fecha, la establecemos entre los años 51 y 52 d.C.

Desarrollo

El evangelio llegó a Europa por primera vez alrededor del año 49 d.C. Esto ocurrió cuando en su segundo viaje misionero, Pablo y quienes lo acompañaban zarparon de Troas (sitio de la antigua ciudad de Troya), vía la isla egea de Samotracia a Neápolis, la ciudad portuaria de Filipos, en respuesta a la visión nocturna del hombre de Macedonia (Hch 16:8). Aquí el apóstol conoció a Lidia, mujer comerciante, expulsó un espíritu de adivinación de una joven esclava y fue golpeado en público y equivocadamente arrestado. Al saber que Pablo y Silas eran ciudadanos romanos, las autoridades imperiales se disculparon cautelosamente, los liberaron y los instaron a abandonar la ciudad, lo cual hicieron (Hch 16:13). Viajando 150 km hacia el sudoeste, Pablo y Silas llegaron a Tesalónica. “Como era su costumbre”, escribió Lucas en su informe, Pablo fue a la sinagoga y predicó durante varias semanas argumentando que Jesús, el hijo del carpintero de Nazaret, era el ungido de Dios, el Mesías prometido desde hacía mucho tiempo en las Escrituras judías (Hch 17:1). Aquí estableció Pablo la segunda mayor iglesia en el continente europeo.


Reflexión

Aunque lo exprese o lo escriba claramente, las palabras pueden ser mal interpretadas y mal entendidas, especialmente si son filtradas a través del tamiz de los prejuicios y los preconceptos.

Pablo enfrentó este problema con los tesalonicenses. Les había escrito antes para ayudarles a crecer en la fe, confortándolos y animándolos a través de afirmar la realidad del regreso de Cristo. Pero unos pocos meses después, sin embargo, llegó la noticia procedente de Tesalónica de que algunos habían mal interpretado las enseñanzas de Pablo acerca de la Segunda Venida. Su anuncio de que Cristo podría venir en cualquier momento hizo que algunos dejaran de trabajar y se dedicaran sólo a esperar, justificando su ociosidad con el mensaje de Pablo. El fuego se avivó con la persecución constante contra la Iglesia. Muchos creían que aquello sin duda era el “día del Señor”.

La Escritura destaca tanto lo sorpresivo como las señales que precederán el retorno del Señor. Puede resultar contradictorio, pero los cristianos, evitan fijar fechas, dejando los tiempos y las ocasiones en manos del Señor de la historia (1 Ts 5:1), al mismo tiempo que viven a la expectativa, sabiendo que ya sea que estén vivos o muertos pertenecen al Señor (Ro 14:8; 1 Ts 5:10).