2017 CAMINANDO SOBRE LA PALABRA DEL AÑO

Día 4 - Ir hasta el lugar donde lo escucho

Día: 4 - Semana: 1 - Autor: Pr. Bernardo Affranchino

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Pasaje

Ir hasta el lugar donde lo escucho Y hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero. Y él volvía al campamento; pero el joven Josué hijo de Nun, su servidor, nunca se apartaba de en medio del tabernáculo. (Éxodo 33:11)


Desarrollo

Mirar la vida de Moisés es apreciar la gracia de Dios, que busca al hombre más allá de su condición, para restaurarlo y llevarlo a vivir una vida de presencia, de comunión íntima con su amado.

Moisés había huido de Egipto por homicidio, por querer hacer justicia por mano propia. En los años de destierro, Dios lo llama desde una zarza ardiendo y revela su presencia por primera vez.
De ahí en más Moisés experimenta todos los días la presencia de Dios, que lo perdona, lo restaura y le provee de todo lo necesario para llevar a cabo la misión de liberar al pueblo de Israel, guiándolo y dándole instrucciones precisas para con el Faraón y el pueblo de Dios.
Una vez que cruzan en forma milagrosa el Mar Rojo, emprenden un largo camino con vaivenes tanto físicos como espirituales, y durante todo ese tiempo, la intimidad y la presencia de Dios se le hace sumamente importante y necesaria, de tal manera que llega a decir “no voy a ningún lado si tu presencia no va conmigo”. Dios le dice: “mi presencia irá contigo y te dará reposo”. En este mismo capítulo nos relata el anhelo y la pasión de Moisés por la presencia de Dios. Le pide “Quiero ver tu Gloria”, a lo cual Dios le dice que ningún hombre puede ver su rostro y sobrevivir, y como aquello no le aquejaba tanto , creo que diría como Pablo “para mí el vivir es Cristo y el morir ganancia”,
Dios le permite su pedido, pero lo esconde en una peña y cuando pasa su rostro le pone la mano para que no se le muera, pues quedaba mucha tarea por realizar.
Que tremenda muestra de pasión por Dios, de intimidad y anhelo por Su presencia. El relato más adelante cuenta que ya era tanta la comunión e intimidad con Dios que la gente del pueblo no podía mirarle el rostro, pues éste resplandecía por la Gloria de Dios.
La clave estaba en que él “hablaba cara a cara con Dios, como quien habla a su compañero”.
Dios espera muchos Moisés en el día de hoy, gente común y corriente como vos y yo, que anhelan su presencia que buscan escuchar Su voz.
Dios mira nuestro Corazón, nuestra sinceridad, nuestra búsqueda verdadera y apasionada, es cada día, desear renovar el primer amor del encuentro. Ahí se entrelaza su Corazón con el mío y puedo sentir su presencia como lluvia refrescante sobre mi vida.