2017 CAMINANDO SOBRE LA PALABRA DEL AÑO

Día 34 - Con lo que tengo

Día: 34 - Semana: 5 - Autor: Pr. Bernardo Affranchino

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Pasaje

Y Jehová dijo: ¿Qué es eso que tienes en tu mano? Y él respondió: Una vara. Éxodo 4. 2.


Desarrollo

Dios siempre trabaja con lo que tienes, en este caso era una simple vara y alcanzó y sobró para realizar la tremenda obra de señales, milagros y maravillas.

Dar a Dios por poco que sea, y ponerlo a Dios en prioridad “uno” hará que veamos la gloria de Dios cada día, como en el caso de esta viuda:

Y ella respondió: Vive Jehová tu Dios, que no tengo pan cocido; solamente un puñado de harina tengo en la tinaja, y un poco de aceite en una vasija; y ahora recogía dos leños, para entrar y prepararlo para mí y para mi hijo, para que lo comamos, y nos dejemos morir.  1º Reyes 17.  12.  Elías pidió que le diera a él primero y que luego no faltaría.  Entonces ella obedeció y fue testigo de un milagro de multiplicación diariamente.

Esta otra viuda de profeta, su necesidad la pone ante el gran  poder de Dios y  como a la viuda de Sarepta, ser testigo cada día de un milagro de multiplicación.  En este caso, fue  el aceite y el pago de la duda que tenían.  Y Eliseo le dijo: ¿Qué te haré yo? Declárame qué tienes en casa. Y ella dijo: Tu sierva ninguna cosa tiene en casa, sino una vasija de aceite. 2º Reyes 4.  2.

El hambre era dura y los profetas no eran la excepción a esa situación, y otra vez; el milagro de multiplicación se hizo presente.  Vino entonces un hombre de Baal-salisa, el cual trajo al varón de Dios panes de primicias, veinte panes de cebada, y trigo nuevo en su espiga. Y él dijo: Da a la gente para que coma.   Y respondió su sirviente: ¿Cómo pondré esto delante de cien hombres? Pero él volvió a decir: Da a la gente para que coma, porque así ha dicho Jehová: Comerán, y sobrará.  2º Reyes 4.  42, 43

En el ministerio del Señor, dos veces acontece el milagro de la multiplicación: Y ellos dijeron: No tenemos aquí sino cinco panes y dos peces.   El les dijo: Traédmelos acá.  S. Mateo 14.  17, 18.  Jesús les dijo: ¿Cuántos panes tenéis? Y ellos dijeron: Siete, y unos pocos pececillos. S. Mateo 15.  34. Siempre Dios operó a partir de una pequeña cantidad puesta en Sus manos.

LA ESPERANZA MANTIENE VIVA LA FE

¿En donde pondrías la fe si no tienes esperanza? La fe es la certeza de lo que se espera.  Si no esperas nada, ¿Para qué tener fe? En la vida del cristiano la fe y la esperanza deben permanecer hasta el final.  Ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor. 1ª Corintios 13.  13. Necesitamos la fe y la esperanza, la esperanza y la fe.  Si esperas algo de Dios, debes acompañar con fe lo que has oído.  Al pueblo no le aprovechó el oír a Dios porque no acompañó con fe la palabra oída.

LA FE, COMO UN GRANO (SEMILLA) DE MOSTAZA

 

El centurión conmovió a Jesús con su fe.  ¡Ni en Israel he hallado fe, tanta! A su vez, reprendió a Pedro; ¡Hombre de poca fe, porqué dudaste! Lo malo hubiera sido que el Señor le dijera: “Hombre sin fe”  Porque fe, aunque poca; algún día puede crecer y llegar a ser un gran árbol. Crecer en todo, incluye crecer en fe.

DOS MILÍMETROS DE DIÁMETRO

Ese es el tamaño, (En este caso) de la semilla de mostaza.  Si usáramos la cáscara de esa semilla y la llenáramos de fe, ¿Cuánto podríamos poner?  Usted dirá: “Casi nada” sin embargo mire lo que dice Jesús respecto a esa medida de fe: Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible. S. Mateo 17.  20.

Si la fe es la substancia de las cosas (que se esperan) ¡Qué poderosa es la fe que una medida tan pequeña de ese contenido, puede mover un monte y trasladarlo al mar!

SI DIOS TRABAJA CON LO QUE TIENES, ¿QUE TIENES? “FE COMO UN GRANO DE MOSTAZA”

Finalmente decir;  que nadie puede dar lo que no tiene.  De gracia recibimos de gracia damos.

Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo.  Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.  Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos; y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios.  Y todo el pueblo le vio andar y alabar a Dios. Hechos 3. 5 – 9.  Dios trabajó con lo que Pedro y Juan tenían, que no era lo que esperaba recibir el limosnero, pero  resolvió en forma definitiva la sanidad de  lo que había sufrido toda la vida.